Los cuentos de la abuela de Nogueras.
Era un dia de madrugada del año del 55, por allá, por un pasaje escondido en un pueblito llamado nogueras perteneciente a la cabecera de cómala, colima. Llevábamos mi hermana Sara y yo, el nixtamal al molino de don Filemon cruz, por el rumbo o la vereda de la parcela de los González. Íbamos a caballo y trascurrido un buen trecho, con las cargas de maíz al costado de la potra, eran las cinco de la madrugada, a paso lento, como que queriendo y no el penco caminar. Marchábamos con una modorra por la desmañanada. Pues, aunque, estamos acostumbrados a amanecer, siempre es difícil despabilarse. De todos modos platicábamos para hacer un poco ameno el momento y no asustarnos con la penumbra que todavía se percibía. Conversábamos sobre nuestras actividades del dia, el cual tendríamos que acelerar para poder desocuparnos pronto. Cuando en eso, divise una luz, no tan lejos sobre los arbustos, entre los árboles; Era espectral, de veladura, luego muchas luces al mismo tiempo; un viento heleado traspaso mis huesos, me recorrió en la espalda un escalofrió, un temor a lo desconocido. Trate de frotarme los ojos, lo hice fuertemente, quise observar bien en esa oscuridad penetrante, vacilante. Entonces que le pregunto a mi hermana Sara.- oye viste lo que yo vi.- Si.- me dijo ella.- si lo vi.- como no dándole importancia...- Sin embargo sentía un ahogo, miedo indescriptible. Comencé a elevar el tono de la voz, para no sentir el sopor de la sensación vivida.- Mi hermana Sara pareció hacer igual. De todos modos ya nos encontrábamos cerca del molino y la claridad del horizonte comenzaba a despuntar, se escuchaba cercano el ruido del motor que salía del molino mezclado en el cuchicheo de la gente…. Fin.
Autora: Margarita Maciel Morán.
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